¡Cuanta Maldad!

Funambulismos con la pedofilia

Corría el año 91 y yo pasaba de ser post-adolescente a la pre-adultez de la mejor manera posible; a ciegas. Obviare los comentarios típicos sobre hormonas, desengaños y calentones, porque salvo un ligero fetichismo incipiente, nada me distinguía de cualquier chaval de mi generación. Mi radar de macho en celo no paraba de hacer “blip” y “barrip” como una máquina bien engrasada y el mundo era una selva de escotes, curvas y tela tensa (soy de la generación que descubrió el “erotismo” con Sabrina en Nochevieja del 87). Entonces llegó ella.

Aficionado a las revistas de cine, me compraba por aquel entonces una cosa llamada Fantastic Magazine, que recordándola hoy, debía estar escrita por una panda de frikis pervertidos de cojones. Vamos, como Zonalibre pero en papel. El caso es que se estrenó La Familia Addams y la gente de esta revista flipó. La película les encanto, faltaría más, pero lo tremendo fue la que les dio con Cristina Ricci.. La niña tenia 11 añitos al estrenarse la peli (no quiero ponerme a contar cuantos tendría al rodarla), y volvió locos a todos. Lo hacia bien. Lo hacia que te cagas de bien, pero es que además les ponía. Los artículos sobre ella no dejaban de repetir lo “cuidadosamente” que iban a seguir la carrera de esta cría, las maneras que apuntaba, incluso alguno llego a usar el sobeteado termino lolita.

Si me das una piruleta...

Aquí empecé a plantearme yo si quizás esa revista no era tan seria, pero que va, si cogías el Fotogramas, El País o cualquier sitio donde hablaran de la película te encontrabas con la misma humedad lubrica chorreando según habrías la página. Por aquel entonces de pederastia no se hablaba en los telediarios, y la única explicación que se me ocurrió fue que “todos son unos asaltacunas”. Y la cosa es que a mí la niña me atraía menos que un pescado muerto. Era una cría, por Dios, no tenía tetas, no tenia curvas, ni tan siquiera tenia morritos como alguna nínfula más aceptable tipo Winona. Pero esa panda de plumillas salidos tenían ojo, porque hay que ver como se ha puesto Miércoles.

Que bien ha crecido esta chica con lo famélica que estaba

La cosa sigue. La Paquin en El Piano aparentaba menos aun de los 11, y aun así se hartó de recibir elogios que iban mucho mas allá de su oscarizada actuación. Era una mocosa, se pasaba la mitad del film sucia como una cerda y con el pelo pegado al cráneo, pero la concurrencia echaba cábalas sobre cuantos años faltaban para que “saliese de cuentas”. Yo, a cuadros, fantaseaba con Naomi Campbell procurando no pensar que una vez tuvo también 11 años. Con la Kirsten Dunst de entrevista con el Vampiro mis esquemas se desmoronaron. Quizás fue que ahí hacía un personaje “adulto” (ni la mitad de adulto de lo que se sugiere en la novela. Ay, Ann Rice... ¡cochinota!) pero esta si que daba morbo. “Un momento... ¿Morbo? ¡Tiene 12 años!” me dije. Pero correr por la senda de la negación no eliminaba la evidencia; la niña estaba que crujía.

La culpa es de los padres. De los dos padres.

Y es que, hijos de puta aparte, la evidencia nos demuestra que el animal humano, pese a las convenciones sociales que estén de moda en cada momento, reconoce instintivamente lo bien hecho. Y lo desea. Es de bien nacidos no traspasar la línea que nosotros mismos nos hemos marcado, pero el deseo está ahí, y más vale admitirlo o se corre peligro de obsesionarse. Una moza de 13 años es una condena a Alcalá-Meco con patas si uno se olvida de esa línea, pero lo es no solo porque el hombre, como género, sea un cabrón libidinoso (que lo es), sino porque hoy está prohibido lo que antes era normal. Y no digo que no esté bien que sea así, pero dejando un margen para la sana elucubración erótica, menos disgustos habría. ¿De donde viene esa obsesión tan extendida por los trajecitos de colegiala si no? Los franceses ponen a Alizee a cantar “Lo-li-ta” por mero sentido lírico, no porque nos la ponga como un mástil chupando ese caramelarfgsch...

Luego las francesas se quejan de la fama que cojen... Jemapelle El Hombre Malo, vulevu...?

¿Y a que viene esto? Viene a que después de ver “Una serie de catastróficas desdichas” y a su protagonista, Emily Browning, he recordado donde la vi antes. Si, exacto. Era la cría muerta de Ghost Ship. La cría de 13 años vestidita de baile en la entretenida pero por otra parte banal Ghost Ship. Señores, la carne no es débil pero la imaginación si.

El Antes y el despues. De conocerme, claro... El Hombre Malo pisoteó nuestros corazones en 9 de Febrero 2005 a las 04:00 AM