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8 de Octubre 2004

Urbanismo y urbanidad.

Me duele la cabeza y tengo sueño. El ojo derecho me parpadea constante e incontrolablemente y empiezo a lamentar mucho mi talibán promesa de olvidarme de los estimulantes durante dos meses (llevo tres semanas). El cuello y la espalda también mal, gracias. Un guiñapo, vamos.

Si la cosa se tratase de una resaca, no me quejaría. Uno se lo guisa, uno se lo come, y por lo general procuro que las barbaridades que me lleven a ese estado me reporten algún tipo de placer. Que coño, que normalmente si estoy así de acabado me quedo en casa dedicándome a la masturbación mental.

Pero no, se trata solo de la penúltima constatación de que si das la mano te toman el pie.

Me explicaré; Un compañero de facultad me ha pedido ayuda para acabar su proyecto de fin de carrera. “¿El Hombre Malo haciendo favores?” pensareis. Pues sí. Pero no. Si, le saco las castañas del fuego, pero espero contrapartidas a cambio. Como cada vez que mencionaba lo que cobro por hora cuando trabajo de negro para algún estudio, el tío lo celebraba como si fuese una de mis chanzas, me conformare con que me invite a cenar y pedir lo más caro. ¿Qué os pensabais, qué solo las golfas hacen eso? El caso es que, por teléfono, la cosa no sonaba complicada. Bueno, si, él sonaba agobiado como una carmelita en un arrabal de Kabul, pero es normal, es un puto agonías. “Necesitaría que me echases una mano con el urbanismo del proyecto” me dice. No me voy a tirar el moco, pero dibujo rápido y bien. Si después de tantos años no he dejado la carrera y me he dedicado al crimen, como es mi vocación, es porque dibujo rápido y una vez tenga el título me podré entregar al verdadero delito: la construcción.

El caso es que si, era sencillo, pero el muy hijo de puta no había hecho nada. Tiene un precioso y funcional edificio, completamente diseñado, en una plaza sin definir. A 20 días de la defensa del proyecto. “¿Cómo lo ves?” me dice el gañan. “Lo veo fácil ¿para cuando lo quieres?” “Si me puedes hacer algo que enseñar mañana....” Su puta madre.

El caso es que lo hice. El tío encantado. Y hasta la semana que viene nada, así que me olvido del tema hasta el puente. Ayer, a las 10 de la noche, me llama.

“¿Que tal?”

“Bien, bien” digo “Que pesado eres tío cabrón” pienso

“Oye ¿qué tal llevas lo mío?” Me temo lo peor

“Ya he hecho algún cambio... pero hasta la semana que viene no lo necesitas ¿verdad?”

“Es que...me han llamado para corregir mañana...”

Miro el reloj. Miro el teléfono.

Si, lo sé. Debería haberle mandado a la mierda. ¿Qué van a decir mis fans? Pero dentro de poco (espero) yo puedo necesitar el mismo tipo de ayuda. Y odio hacer cálculos de estructuras, cosa que se le da muy bien a esta especie de arquitecto-contable que ahora abusa de mi amistad.

Ahora estoy en la universidad, amodorrado y puteado pero seguramente mejor persona. ¿Y sabéis lo que os digo? Que ser buena persona está inmensamente sobrevalorado.

El Hombre Malo pisoteó nuestros corazones en 8 de Octubre 2004 a las 02:09 PM
Comments

Ser buena persona es una mierda.Pero algún beneficio tiene claro...

La pequeña y adorable yonki ha osado. 8 de Octubre 2004 a las 04:05 PM

No termino de verle el beneficio a esto. ¿Qué has dicho que vas a conseguir a cambio? Yo debo ser una mala persona, porque nunca haría algo asi.

Rear Window ha osado. 8 de Octubre 2004 a las 08:40 PM

No es que no solo las golfas hagan eso. El caso es que tú eres una golfa Hombre Malo...

Germán ha osado. 9 de Octubre 2004 a las 12:37 AM

¿Y ahora te das cuenta?

Pues vaya mierda de Hombre Malo. A partir de ahora, te llamaré El Hombre Malo, Pero Menos.

Adrián ha osado. 9 de Octubre 2004 a las 12:29 PM
Enfréntate al Hombre Malo por tu cuenta y riesgo