Diccionario del Hombre Malo
Decadencia: Estado mas perfecto de todas las cosas. Nada Es, solo está en construcción o en decadencia, y esta ultima nos muestra todo lo que se es y se ha sido. Tonterías aparte, siento fascinación por la autoindulgencia y la laxitud que da el éxito. Porque la decadencia no es subdesarrollo, es solo el camino de retorno desde la cima, la ruta panorámica que toma la sociedad después de haber llegado a la cima por sendas angostas y trabajosas.
Sexo: agresión pactada, invasión, posesión. Puedo concebir un sexo sin esos componentes, pero francamente, se me antoja aburrido. La violencia liberadora, la conquista del territorio ansiado... miles de escritores de canciones están de acuerdo conmigo por mucho que la Cosmo me diga periódicamente que lo fetén es mirarse arrobaditos mientras, acoplados, dejamos que nuestros latidos sean el único movimiento. Paparruchas, sin sudor no hay gloria.
Autoridad: cualidad de que te hagan caso sin media coerción de ningún tipo. La autoridad se respeta, el poder se reconoce, se esquiva, se ambiciona. La distinción no le ha quedado muy clara nunca a la mayoría, pero yo pierdo el tiempo a veces más de lo deseable distinguiendo a quien le reconozco autoridad y quien simplemente detenta poder sobre mi. Los primeros forma parte de mi percepción del mundo, los segundos alimentan mi malsano rencor y deseo de pueril desquite.
Política: todos y cada uno de los actos y decisiones que incumben en cualquier grado o medida a más de una persona. Cuando eliges comprar o no el pan, donde lo compras, cuanto estas dispuesto a pagar; todo es un acto político. No puedo evitar que me hierva la sangre cada vez que alguien se declara apolítico. Soy un intransigente, lo se.