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24 de Septiembre 2004

Ule (1)

Ule era noruego. De Oslo. Le conocí el día que llegó a Madrid para su año de Erasmus y parecía un oso despistado. No hablaba ni papa de español y tampoco se le veía muy deseoso de entablar conversación en ingles. Era el cuarto noruego que conocía (todos gracias a la Pilar y su querencia por los rubios y altos del Norte) y este desmontaba la imagen de gente sanota y alegre que los otros tres me habían creado.

“Es el hijo de unos amigos de mis padres” me dijo Hans (el Rubio Alto titular de Pili), sonriente pero con gesto exasperado. “Me han dicho mis padres que le ayude mientras esta en Madrid”. Embolado. Si alguna vez pensáis que vuestros padres dejaran de meteros en embolaos según os hagáis mayores e independientes, olvidadlo. Hans tiene ya 30ypico y lleva mas de dos lustros viviendo fuera de Noruega, pero sus Padres aun le montan cirios de esos que ya nos sobraban cuando teníamos 13 añitos.

Yo miraba al Ule, acodado en la barra bebiendo a tragos largos mientras un colega nuestro, gallego, insistía en darle charla. Resultaba divertido, habida cuenta que el conocimiento que del inglés tiene este tío es paralelo al de español de Ule. Aun así la cosa germinó en una estupenda amistad basada en...bueno, eso lo cuento otro día. La noche no dio para mucho más (era un día entre semana, casi todo vacío) y cada mochuelo se fue a su olivo.

Siendo como soy de natural educado, aunque no bien intencionado, los días siguientes pregunte por la suerte del muchacho cuando coincidía con Pilar en el messenger. “Hans está harto de él. Aun no ha ido a clase porque dice que no sabe dónde esta su universidad. Y claro, Hans se siente responsable”. No os engañéis, cuando Pilar decía esto, lo decía no comprensiva sino divertida. Es cruel, en eso se basa nuestra amistad, en que juntos podemos dar rienda suelta a la mala baba. Y con Ule tuvimos un filón.

El caso es que un mes o así después de conocerle, le volví a ver en una fiesta. Se le veía mas alegre, charlando y relacionándose, bebiendo como un cosaco pero sin la languidez de aquel primer día. Incluso se había traído la guitarra. Le saludé. El tío, tras su bovina expresión y la niebla de sus ojos, me reconoció y sonrió. Como los de ego frágil agradecemos mucho esos detalles, le pregunté en ingles “Hombre, que tal Ule ¿cómo te va? ¿Has aprendido mucho español?” El muy vikingo me puso la mano en el hombro y con un acento cerrado me suelta (en castellano):

“Las Drrrrogas son muy barrrratas”

El Hombre Malo pisoteó nuestros corazones en 24 de Septiembre 2004 a las 07:14 PM
Comments

Querido Hombre Malo, tres cosas:

1. Lo de "Ule (1)" ¿significa "continuará"?

2. No entiendo lo de "Se saludé"

3. Este post sí me ha gustado

Irenerl ha osado. 25 de Septiembre 2004 a las 12:55 AM

Querida Irenita:

1- Si

2- Mande?

3- No hay quien te entienda ^__^U

El Zar del Vicio ha osado. 25 de Septiembre 2004 a las 03:03 AM

Como leo y releo tu post.... cuántos buenos recuerdos de la temporada que pasó Ule en Madrid dilapidando la fortuna de sus progenitores en drogas y alcohol, con el pretexto de "aprender español".... Espero con impaciencia las próximas entregas de la azarosa vida de Ule... No podréis negar que un nombre así estigmatiza a su portador, está a medio camino entre el folclorismo español (se escribe Ole) y el menaje doméstico (por la homonimia con los manteles plásticos).

Pilar ha osado. 25 de Septiembre 2004 a las 06:24 PM


Pues no sé si estoy de acuerdo con Irene, de momento , esta portera irredenta espera impacientemente la próxima batallita :P

Xisca ha osado. 27 de Septiembre 2004 a las 12:22 AM
Enfréntate al Hombre Malo por tu cuenta y riesgo