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16 de Septiembre 2004

Tacticas de Guerrilla

Por Poniente les vi llegar. O más bien les vi quedarse quietos, que el que se movía era yo. Y verles poco, pues tengo la mala costumbre de ir leyendo mientras ando por la calle (lo que me ha costado no pocos improperios por parte de quienes, obviamente tampoco muy atentos, se han visto arrollados por mí caminar descontrolado). El caso es que cuando menos me lo esperaba, me tenían rodeado. Los Mormones.

Dos me paraban el paso mientras me mostraban un libro de tapas negras. Furtivamente miro a los lados para ver que la retirada la cubrían diligentemente al menos otros dos. “Que jodíos estos yankis” pensé “Todo lo hacen en plan Marine". Seguro que tienen a alguno en una azotea”. Como soy una persona educada, me sentí incapaz de atropellar a esos dos grandísimos hijos de Utah y con mi mejor sonrisa de tiburón encare las suyas de Yellow Fin.

- Hola Hermano – Me dice Elder Thomas – ¿Conoces la Palabra del Señor? – me tutea el muy maricón.

- Si, algo he oído...

-Te interesa oír más, hermano- vuelve a tutearme. Elder Paul por ahora solo sonrie. Quizás esté en practicas. ¿Les dan cursos para hacer esto o son así full time en casa?

En ese momento miro mecánicamente el reloj y compruebo que, de nuevo, he salido pronto de casa. Es esto o matar el rato en la tienda donde he quedado, seguramente gastando dinero. Voy poco fino de tela y esto es gratis. Ganan los Mormones por goleada, esperamos el resultado en La Romareda para cerrar la jornada.

-Mira, si, cuéntame más que me interesa mucho – le suelto a traición. No se lo esperan, pobres. Elder Paul traga saliva y abre mucho los ojos. Creo que a sus ojos ahora soy una criatura tan mítica y escasa como el Yeti. Elder Thomas creo que maldice por lo bajo porque le voy a obligar a usar mas frases en castellano de las que ha usado en varios meses.

Lo que sigue es Elder Thomas explicándome las bases de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días. Ni le escucho. No porque el pobre no sea ameno, sino porque no hacia mucho me había encontrado el Libro del Mormón (su novísimo testamento) en el sitio donde iba yo a dibujar y me lo había ojeado. Si alguna vez os habéis preguntado si estos tipos están en posesión de la verdad, solo sabed que su verdad se la comunico un tal Jose Smith, que sostenía que Cristo, tras resucitar, se paseo por la América precolombina predicando a los indios, ya que una tribu india de aquel entonces era la decimotercera tribu de Israel, perdida y nunca encontrada. Smith sostenía que encontró unas tablillas de barro inscritas en hebreo, que solo pudo leerlas una vez pues se deshacían convenientemente al tocarlas. Fue la única vez en su vida que Smith demostró conocimientos de hebreo, o de cualquier lengua que no fuese el ingles. “Influencia angélica” dijo...

...claro que, por otra parte, con ruedas de molino mas gordas comulgan otros

- Entonces...¿vendrás a una de nuestras reuniones? –Elder Paul, aun mudo pero sonriente, saca folletos en los que se detallan direcciones, teléfonos, horarios... “Que pillín, Thomas...” pienso “has ascendido y pese a hacer la calle tienes secretario”

- No creo que pueda ser ¿sabes? Me ha interesado mucho todo lo que dices, porque el profeta enseña que aquel que ama a Dios no puede estar muy equivocado...

“¿Profeta?” Parece pensar Elder Thomas. Elder Paul en cambio sonríe feliz. Obviamente aun no entiende castellano.

-...pero yo estudio el Corán – miento- Y nos encantaría que vinieseis tú y tus amigos a la mezquita para debatir. Los hombres que buscan a Dios siempre se encuentran...
Elder Thomas ya recula. Me mide, se fija en la barba y trata de excusarse. Que se joda, no le dejo ni hablar.

- Mira, es en la calle... – cojo uno de los folletos que sostiene Paul y le escribo la dirección del médico al que fui hace un mes para curarme un pie (bien, gracias), así como un teléfono al azar, mientras sigo hablándoles de clases de árabe, debates sobre ley islámica y la comunidad de los creyentes. Hago un par de menciones sobre la necesidad de que más gente de su país abrace la verdadera fe. Resulta obvio que Thomas quiere marcharse ya, pero el inocente Paul sigue sonriendo, seguramente convencido de que les estoy dando hasta las llaves de mi casa.


Cuando veo a Thomas sudar, miro el reloj y veo que ya he matado un rato entretenido. Le meto el papelote con las indicaciones a Paul en el bolsillo de la camisa y abro los brazos. Elder Thomas obviamente sabe de que va y trata de apartarse, pero soy más rápido y le abrazo cariñosamente. Repito con Elder Paul que ahora ya no sabe si han conseguido un converso o han ligado. “Salam” les digo, llevándome la mano a la frente según me alejo. Elder Thomas me mira enfurruñado y reanuda su placaje de peatones. Elder Paul se lleva la mano a la frente y luego se despide con la mano sonriente.

El Hombre Malo pisoteó nuestros corazones en 16 de Septiembre 2004 a las 01:13 AM
Comments

Chaval, la has cagado. Eso era solo la infantería ligera, verás como te pille un comando de los de furgoneta, como me pillaron a mí. En cuanto se enteren de que se la has jugado, se van a hacer un kebab con el contenido de tu escroto.

Y lo devorarán delante de tu rostro.

Adrián ha osado. 16 de Septiembre 2004 a las 01:22 AM

A los de la furgoneta las hice algo parecido, pero con la CNT en lugar del Islam. Y a estos incluso les di la direccion real de la sede en Valladolid.

El Zar del Vicio ha osado. 16 de Septiembre 2004 a las 01:27 AM

Y será verdad esto que cuentas...

Rear Window ha osado. 16 de Septiembre 2004 a las 01:55 AM

A mi sólo me acosan los de cienciología, aunque utilizan la misma maniobra envolvente.

Kaik ha osado. 16 de Septiembre 2004 a las 02:31 AM

Recuérdame que te invite a las Jornadas de Concienciación Cristiana de mi residencia...

Anukahn ha osado. 16 de Septiembre 2004 a las 11:17 AM

y no cuentas lo de las palomitas?

Charles M. Towsend ha osado. 16 de Septiembre 2004 a las 11:36 AM
Enfréntate al Hombre Malo por tu cuenta y riesgo